Adiós problemas: Elon Musk asegura que “en un plazo de 10 a 20 años, el trabajo será opcional y el dinero ya no será relevante, gracias a la IA y a las automatizaciones”

Adiós problemas: Elon Musk asegura que “en un plazo de 10 a 20 años, el trabajo será opcional y el dinero ya no será relevante, gracias a la IA y a las automatizaciones”

2025-12-08Technology
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Clara
Buenos días, joseangel.garciacerdan. Soy Clara y esto es Goose Pod, preparado solo para ti. Hoy es lunes, 8 de diciembre, y son las 15:01. Estamos listos para sumergirnos en un tema que está en boca de todos y que podría cambiarlo todo.
Dani
¡Y yo soy Dani! A tope para hablar de algo que suena a película de ciencia ficción, pero que igual está a la vuelta de la esquina: Adiós problemas: Elon Musk asegura que en un plazo de 10 a 20 años, el trabajo será opcional. ¡Casi nada, pachacho!
Clara
Vayamos a los hechos. En el foro de inversiones EEUU-Arabia Saudí, Elon Musk predijo que, gracias a la inteligencia artificial y la robótica, "el trabajo será opcional" en una o dos décadas. Lo comparó con cultivar un huerto por placer, no por necesidad.
Dani
¡Me apunto a eso! Yo me montaría un huerto de pizzas, a ver qué sale. Pero, ¿qué significa eso de opcional? ¿Que nos pagarán por estar en el sofá viendo series? ¡Porque si es así, firmo ya! Esto está guapísimo, ¿te imaginas? Cero estrés, cero madrugones.
Clara
La visión de Musk va más allá. Afirmó que, en ese escenario futuro, "el dinero dejará de ser relevante". Sugiere un horizonte de abundancia donde la IA y los robots producirán todo lo necesario, eliminando la escasez y, por tanto, la necesidad del dinero como lo conocemos.
Dani
¡Para, para, para! ¿Sin dinero? ¿Cómo voy a comprarme la última consola o unas zapatillas nuevas? Esto me explota la cabeza. O sea, ¿todo gratis? ¿Llegas a una tienda y te llevas lo que quieras? Suena a locura, pero una locura que me gusta.
Clara
Es una visión utópica, sin duda. Pero no todos en la industria comparten ese optimismo. De hecho, en la misma charla estaba el CEO de Nvidia, Jensen Huang, quien ofreció una perspectiva radicalmente diferente. Estos son los datos que a menudo se omiten en los titulares.
Dani
A ver, suéltalo. ¿Qué dijo el jefe de las tarjetas gráficas? ¿Que en lugar de no trabajar, vamos a tener que currar el doble para enseñar a los robots? ¡Menudo bajón me daría, pachacho! Espero que no vayan por ahí los tiros.
Clara
Huang cree que la IA no nos dará más tiempo libre, sino que nos hará estar más ocupados. Su argumento es que, al aumentar la eficiencia, podremos abordar nuevas ideas y proyectos que antes eran impensables. Puso el ejemplo de los radiólogos, donde la IA no eliminó empleos, sino que los aumentó.
Dani
O sea, que la IA es como tener un superpoder para currar más. En lugar de una hamaca en la playa, me veo con cinco pantallas a la vez, gestionando proyectos intergalácticos. No sé si me convence el cambio, la verdad. Suena a más lío.
Clara
Permíteme que insista con un ejemplo real. En la empresa de IA Anthropic, han comprobado que su inteligencia artificial, Claude, aumenta la productividad de los ingenieros en un 50%. No los reemplaza, sino que colabora con ellos, permitiéndoles abordar tareas que antes consideraban imposibles. Libera tiempo para la creatividad.
Dani
¡Eso ya me cuadra más! La IA como un colega que te echa un cable, un copiloto. Así sí. Te quita el trabajo pesado y tú te dedicas a pensar, a crear, a tener ideas de bombero. Aunque, por otro lado, ¿no te volverás un poco vago si la IA te lo hace todo?
Clara
Esa es una de las preocupaciones que surgen, la posible atrofia de habilidades. Si una máquina realiza constantemente una tarea por ti, podrías perder la capacidad de hacerla tú mismo. También se debate sobre la pérdida de interacción social si la colaboración es principalmente con una IA. Son debates complejos.
Dani
Claro, es que si mi único compañero de trabajo es una pantalla, al final acabaré hablando con la tostadora. El cafelito y el chismorreo con los compañeros es clave, ¡eso no te lo puede dar una IA! Aunque seguro que no te roba el yogur de la nevera.
Clara
Exacto. El Foro Económico Mundial aporta más datos: estima que la IA podría reemplazar 92 millones de empleos, pero a la vez crear 170 millones nuevos. La clave, según Huang, es no resistirse, sino aprender a utilizar estas nuevas herramientas para seguir siendo competitivos en el mercado laboral.
Dani
Pues nada, habrá que ponerse las pilas y hacerse amigo de los robots. Si el futuro es currar con una IA de compi, prefiero ser el que la controla y no al que controlan. ¡A tope con los cursos de inteligencia artificial para Dummies! ¡El futuro ya está aquí, pachacho!
Clara
Para entender cómo hemos llegado a este debate sobre utopías y distopías laborales, es crucial mirar atrás. Vayamos a los hechos, a la historia de la inteligencia artificial. Esto no es algo que haya surgido de la noche a la mañana con ChatGPT. Sus raíces son mucho más profundas.
Dani
¡Claro! La gente se piensa que esto de la IA son cuatro frikis que le han dado a un botón y ¡pum! Pero esto tiene más años que la tos. A ver, ilústranos, ¿cuándo empezó toda esta movida de crear máquinas que piensan? ¿Con las calculadoras?
Clara
Mucho antes. Podríamos remontarnos a los fundamentos, antes de los años 50. Figuras como Alan Turing ya conceptualizaban máquinas capaces de realizar razonamientos humanos. De hecho, en 1950 propuso el famoso Test de Turing para determinar si una máquina puede exhibir un comportamiento inteligente indistinguible del de un humano.
Dani
El Test de Turing, ¡me suena de las pelis! El típico interrogatorio en una habitación oscura para ver si hablas con un robot o con una persona. Qué bueno que eso se planteara hace tanto. La gente de antes tenía una imaginación brutal, ¡estaban a tope!
Clara
Fue una época fundamental. Pero el nacimiento oficial del término "Inteligencia Artificial" se dio en 1956, en la Conferencia de Dartmouth. Allí se reunieron los pioneros del campo y establecieron las bases de la investigación futura. Fue una era de gran optimismo, donde se crearon los primeros programas de ajedrez y procesadores de lenguaje.
Dani
O sea, que en los años 50 ya estaban intentando que un ordenador te ganara al ajedrez. ¡Qué pasada! Y yo que pensaba que el ajedrez contra la máquina era cosa del Windows 95. Desde luego, se fliparon un poco, ¿no? Pensarían que en diez años tendríamos coches voladores.
Clara
Exactamente. Ese exceso de optimismo, sumado a las limitaciones en la potencia de cálculo y la disponibilidad de datos, llevó a lo que se conoce como los "inviernos de la IA". El primero fue en los años 70. Los proyectos no cumplían las expectativas y la financiación se redujo drásticamente. La investigación se estancó.
Dani
¡Un invierno nuclear de la IA! Suena chungo. Como cuando prometes que vas a ordenar tu cuarto y al final solo haces la cama. Normal que les cortaran el grifo. La ciencia necesita resultados, no solo promesas de que los robots nos harán el desayuno.
Clara
Pero el campo resurgió. En los años 80 y 90 vimos el auge del "machine learning" o aprendizaje automático. Se pasó de sistemas basados en reglas rígidas a modelos más avanzados, como las redes neuronales artificiales, que intentan imitar el funcionamiento del cerebro humano. Un cambio de paradigma.
Dani
Redes neuronales... eso ya suena más potente. Como que la máquina aprende sola, ¿no? Le das un montón de fotos de gatos y al final sabe lo que es un gato. ¡Eso está guapísimo! Ya no es un programador metiendo las reglas a mano, es la máquina aprendiendo.
Clara
Esa es la esencia. Y el verdadero despegue llegó en la era de los datos, a partir de los 2000. La invención de las GPU, las unidades de procesamiento gráfico, aceleró el desarrollo de manera exponencial. Esto permitió la revolución del "deep learning" o aprendizaje profundo, con redes neuronales mucho más complejas.
Dani
¡Las GPU! Las que usamos para los videojuegos. O sea, que gracias a que queríamos mejores gráficos para matar marcianitos, ¿ahora tenemos IAs que nos van a quitar el trabajo? ¡Qué ironía, pachacho! El vicio al final va a tener consecuencias inesperadas. Es una locura.
Clara
Es una conexión directa. Hitos como la victoria de AlexNet en la competición de visión por ordenador ImageNet en 2012, o la de AlphaGo de Google contra el campeón mundial de Go en 2016, demostraron el poder inmenso del aprendizaje profundo. Eran tareas que se consideraban exclusivamente humanas.
Dani
Lo de AlphaGo fue una pasada. Me acuerdo de verlo. Un juego milenario, pura estrategia e intuición, y llega una máquina y le pinta la cara al mejor del mundo. Ahí es cuando mucha gente dijo: "Ostras, esto va en serio". Fue un golpe sobre la mesa.
Clara
Y el último gran salto, que nos trae al presente, fue la introducción de la arquitectura "transformer" en 2017. Este fue el avance que permitió la creación de los grandes modelos de lenguaje como BERT o GPT, la base de herramientas como ChatGPT que han causado esta explosión de la IA generativa.
Dani
El transformer, como los robots de los dibujos. ¡Normal que sea tan potente! Y de ahí viene ChatGPT, que es el que lo ha petado a nivel mundial. Ahora hasta mi abuela sabe lo que es una IA. Ha sido una democratización total de la tecnología. ¡Ahora todos jugamos con ella!
Clara
Efectivamente. Hemos pasado de conceptos teóricos en los años 50 a herramientas accesibles para millones de personas que pueden generar texto, imágenes o código. Este contexto histórico es fundamental para entender por qué las predicciones de Musk, aunque audaces, se asientan sobre décadas de progreso exponencial. No es magia, es ciencia.
Dani
Visto así, tiene más sentido. Ha sido una carrera de fondo, con sus parones y sus acelerones, hasta llegar a este boom. La verdad es que es una historia alucinante. Y lo que nos queda por ver, que esto no ha hecho más que empezar. ¡Agárrate, que vienen curvas!
Clara
Exacto, y esas curvas incluyen debates éticos y sociales muy profundos. La tecnología ha avanzado, pero ahora la sociedad debe decidir cómo integrarla. El debate no es solo sobre si el trabajo será opcional, sino sobre qué tipo de futuro queremos construir con estas herramientas tan poderosas que hemos creado.
Dani
Totalmente. Porque una cosa es que la máquina pueda hacer algo, y otra que deba hacerlo. Ahí está el meollo del asunto. Tenemos un Ferrari entre manos, pero tenemos que aprender a conducirlo para no estamparnos. ¡Menudo reto tenemos por delante, colega! Va a ser divertido.
Clara
Pero no todo el mundo ve este futuro con los mismos ojos. Hay una fuerte crítica a lo que se denomina "tecno-optimismo", una corriente de pensamiento muy presente en Silicon Valley y de la que Elon Musk es uno de los mayores exponentes. No es simplemente ser positivo sobre la tecnología.
Dani
¿Tecno-optimismo? Suena a una religión para millonarios de la tecnología. Creer ciegamente que cualquier invento nuevo va a salvar el mundo por arte de magia. "¡He inventado una tostadora con Bluetooth, se acabaron las guerras!". Un poco de eso, ¿no? Suena a flipada.
Clara
La crítica apunta a que este optimismo funciona como un compromiso ideológico, casi como un escudo. Permíteme citar: "El problema del tecno-optimismo son las preguntas pragmáticas que excluye". Se centra en la visión grandilocuente y evita cuestionar cómo funcionarán realmente estas tecnologías en nuestra sociedad.
Dani
Claro, es como decir "¡vamos a la Luna!" sin pensar en cómo construir el cohete, ni en el combustible, ni en si los astronautas tienen que ir al baño. Mucha visión, mucho titular, pero poca letra pequeña. Y en la letra pequeña es donde está el lío.
Clara
Exacto. La alternativa que se propone es el "pragmatismo histórico". Un enfoque que se toma en serio la fragilidad de nuestros sistemas y se centra en preguntas concretas: ¿cómo se integrará la IA en las prácticas sociales existentes? ¿Quién tendrá el poder de influir en su desarrollo y despliegue?
Dani
¡Esas son las preguntas del millón! ¿Quién corta el bacalao? ¿Quién pone las reglas del juego? Porque si dejamos que solo decidan cuatro magnates en su torre de marfil, lo mismo el futuro que diseñan solo les mola a ellos. ¡Hay que estar al loro, pachacho!
Clara
Figuras como Musk, Sam Altman o Marc Andreessen, a menudo hablan de transformar el mundo "por encima de la política y los políticos". El problema de esta visión es que ignora que la tecnología siempre es política. Su desarrollo y uso tienen consecuencias directas en la distribución del poder y la riqueza.
Dani
¡Por supuesto que es política! Si una empresa decide automatizar su fábrica y echar a 500 personas, eso es una decisión política con un impacto social brutal. No es solo "eficiencia", es la vida de 500 familias. Querer separar la tecnología de la política es un cuento chino.
Clara
Este tipo de afirmaciones grandilocuentes no son nuevas. La crítica traza un paralelismo interesante. Hace menos de dos años, Jack Dorsey, el fundador de Twitter, insistía en que "bitcoin traería la paz mundial". Es un ejemplo de cómo se atribuyen a la tecnología soluciones mágicas para problemas humanos complejos.
Dani
¡Jajaja, lo del bitcoin y la paz mundial es para enmarcarlo! ¡A tope de fantasía! Al final, son narrativas. Cuentos que nos cuentan para que nos subamos a su barco. Y oye, algunos son muy seductores, como el de no tener que trabajar. ¿A quién no le gusta esa idea?
Clara
Precisamente. El peligro, según esta visión crítica, es que cuando las personas más poderosas del mundo son optimistas de esta manera, su optimismo no necesariamente ayuda al resto. Puede servir para consolidar su poder y para que aceptemos un futuro diseñado por y para ellos, sin cuestionar las implicaciones.
Dani
Es que su optimismo se basa en que ellos van a estar en la cima de la pirámide, claro. "¡El futuro es genial porque yo tendré un castillo en Marte y vosotros... bueno, ya veremos!". Es fácil ser optimista cuando tienes un colchón de miles de millones de dólares.
Clara
Por eso, la propuesta es rechazar el tecno-optimismo como un acto de fe y abrazar el pragmatismo. No se trata de estar en contra de la tecnología, sino de analizarla con rigor, con los pies en la tierra, y asegurarse de que su desarrollo beneficia al conjunto de la sociedad.
Dani
Me parece de cajón. Menos unicornios y arcoíris y más pensar en las consecuencias reales. La IA puede ser la mejor herramienta que hemos inventado, pero también puede ser un arma de doble filo. Depende de cómo la usemos y, sobre todo, de quién decida cómo se usa.
Clara
Y este optimismo choca frontalmente con los impactos reales que ya se están estudiando. Vayamos a los datos sobre la desigualdad, que es uno de los mayores riesgos que los economistas asocian a la inteligencia artificial. La mitad de los estadounidenses, por ejemplo, cree que la IA aumentará la brecha entre ricos y pobres.
Dani
¡Normal que lo piensen! Si la IA hace el trabajo de la gente, los dueños de las empresas que tienen la IA se forran, y los demás, ¿qué hacemos? ¿Nos ponemos a escribir poesía? Suena a que la tarta se va a repartir entre menos gente todavía.
Clara
Los análisis apuntan a dos fases. A corto plazo, el aumento de productividad beneficiará sobre todo a los trabajadores de altos ingresos, los que ya trabajan con ordenadores y pueden integrar fácilmente estas herramientas. Los empleos manuales o de servicios presenciales se beneficiarían menos directamente. Se ampliaría la brecha.
Dani
O sea, que al principio, los que ya ganan pasta, ganarán más. El directivo con su IA copiloto será un crack, y el reponedor del súper seguirá igual o peor. ¡Qué guapo! Empezamos bien el futuro. Es la historia de siempre, pero con un nuevo cacharro tecnológico.
Clara
Y a más largo plazo, el riesgo es mayor. A medida que la IA pueda automatizar tareas más complejas, podría haber un trasvase de los beneficios económicos del trabajo al capital. Es decir, el dinero que antes iba a salarios, ahora iría a los dueños de la tecnología, de los robots.
Dani
¡Ahí está el meollo! Si un robot hace mi trabajo y no cobra un sueldo, el dinero que se ahorra mi jefe no me lo va a dar a mí, se lo queda él. Y si eso pasa en millones de empleos, la riqueza se concentra a lo bestia. Es de primero de capitalismo, pachacho.
Clara
Permíteme que insista con un dato histórico: entre el 50 y el 70 por ciento del aumento de la desigualdad salarial en los últimos 40 años se atribuye a la introducción de nuevas tecnologías de automatización. La IA podría acelerar drásticamente esta tendencia. No es una preocupación nueva, pero sí más urgente.
Dani
O sea, que llevamos cuatro décadas en las que las máquinas ya nos están haciendo más desiguales. Y ahora llega la madre de todas las máquinas. Pues la que se puede liar es pequeña. Necesitaremos políticos valientes que le pongan el cascabel al gato, ¿no? O esto se desmadra.
Clara
Además, hay un impacto de género interesante. Se suele asociar la automatización a trabajos manuales, mayoritariamente masculinos. Sin embargo, la IA generativa afecta sobre todo a tareas cognitivas y administrativas, donde hay una sobrerrepresentación de mujeres. Ellas podrían verse más afectadas por esta ola.
Dani
¡Anda! Eso no lo había pensado. Siempre te imaginas al robot en la cadena de montaje, no en la oficina de recursos humanos. O sea que el estereotipo del trabajador reemplazado por un robot, ese hombre con casco, igual hay que cambiarlo por una administrativa. ¡Qué movida!
Clara
Y todo esto tiene una implicación final gravísima. Una alta desigualdad, como advierten los expertos, corroe las instituciones democráticas. Aumenta la influencia de las élites, la corrupción y el descontento social, lo que puede llevar al populismo. Se crea un círculo vicioso muy peligroso.
Dani
Claro, si la gente siente que el sistema no funciona para ellos, que se queda atrás mientras cuatro se hacen de oro, se cabrea. Y con razón. Y de ese cabreo se alimentan los discursos extremistas. La tecnología no es neutral, puede desestabilizarlo todo. ¡Hay que andarse con ojo!
Clara
Entonces, ¿qué nos depara realmente el futuro? Muchos expertos sugieren que el impacto de la IA no será una explosión repentina, sino un cambio lento y compuesto. Se irá integrando poco a poco en nuestros flujos de trabajo, en los productos, en la creatividad... hasta que un día miremos atrás y todo sea diferente.
Dani
Como internet o los móviles, ¿no? No aparecieron de golpe y lo cambiaron todo en un día. Fueron entrando en nuestras vidas poco a poco, y ahora no podemos vivir sin ellos. Con la IA será igual, pequeños cambios que al final suman una revolución. Tiene sentido.
Clara
Exacto. Y esto choca con la idea de una utopía post-escasez inmediata. Un análisis interesante apunta a que no tenemos una escasez de inteligencia, sino un "cuello de botella de la realidad". Tenemos problemas de implementación, políticos, de recursos o ecológicos que la IA por sí sola no puede resolver.
Dani
¡Totalmente! ¡El cuello de botella de la realidad, me encanta! Tenemos IA para diseñar un edificio increíble, pero luego la burocracia para conseguir el permiso tarda tres años. O podemos optimizar una red eléctrica, pero no hay voluntad política para invertir en ella. ¡La vida misma, pachacho!
Clara
A pesar de ello, el concepto de sociedad post-escasez, impulsado por la automatización, la IA y una posible Renta Básica Universal, sigue siendo un horizonte plausible para muchos. Un escenario donde la producción es tan eficiente que las necesidades básicas de todos están cubiertas sin necesidad de trabajar.
Dani
La Renta Básica Universal, ¡ese es otro melón! Que todo el mundo reciba un sueldo por existir. A mí me parece una idea cojonuda para este futuro. Si los robots producen todo, que sus beneficios se repartan entre todos. ¡Justicia robótica! Suena bien, ¿eh?
Clara
Es una de las posibles soluciones que se barajan. Los escenarios futuros son variados y complejos, desde una "singularidad corporativa", donde unas pocas empresas lo controlan todo, hasta un "salvaje oeste digital" con la IA proliferando sin control. El futuro no está escrito, lo estamos escribiendo ahora.
Clara
En resumen, las audaces predicciones de Elon Musk actúan como un catalizador, obligándonos a tener un debate público intenso y necesario sobre el futuro del trabajo, la economía y la sociedad en la era de la inteligencia artificial. Un debate lleno de datos, pero también de ideología.
Dani
¡Desde luego! Esto es más que tecnología, es pensar qué queremos ser como sociedad. Ha sido una charla guapísima. Gracias por escuchar Goose Pod, joseangel.garciacerdan. ¡Nos oímos mañana con más movidas del futuro! ¡A tope!

Elon Musk predice que la IA hará el trabajo opcional en 10-20 años, eliminando la relevancia del dinero. Sin embargo, otros expertos advierten que la IA podría aumentar la carga laboral y la desigualdad. El debate se centra en cómo integrar la tecnología de forma pragmática para beneficiar a toda la sociedad.

Adiós problemas: Elon Musk asegura que “en un plazo de 10 a 20 años, el trabajo será opcional y el dinero ya no será relevante, gracias a la IA y a las automatizaciones”

Read original at La Vanguardia

Ya puedes despilfarrar todo tu dinero este Black Friday porque dentro de unos años viviremos en la abundancia gracias a los beneficios de la inteligencia artificial y las automatizaciones. Al menos esta es la conclusión que se obtiene de las palabras de Elon Musk pronunciadas en el foro de inversiones EEUU-Arabia Saudí, celebrado hace unos días en el Kennedy Center de Washington.

Durante una charla con el ministro de Comunicaciones y Tecnologías de la Información saudí, Abdullah Alswaha, y con el fundador de Nvidia, Jensen Huang, Musk predijo que “el trabajo será opcional” en unos 10 o 20 años, lo cual provocó que la multitud se arrancara en un sonoro aplauso. Lee también Jack Dorsey, rival de Elon Musk y creador de Twitter, es el principal detractor de la IA: “Quiero creatividad pura y sin filtros de personas reales compartiendo momentos genuinos” Víctor Endrino Cuesta Musk ejemplifica el trabajo opcional como quien cultiva verduras en su jardín: “Es mucho más difícil cultivar verduras en el jardín”, comenta, “pero algunas personas todavía lo hacen porque les gusta hacerlo.

Así será el trabajo, opcional”. El director ejecutivo de Tesla sugirió que queda mucho trabajo por hacer antes de que la tecnología y la sociedad lleguen a ese punto, pero sugirió que existe un futuro “probablemente positivo” para la IA. En ese escenario futuro, Musk afirma que “el dinero no existe”.

“Mi pronóstico es que, si ampliamos el horizonte lo suficiente, y suponiendo que haya una mejora continua en la IA y la robótica, —lo cual parece probable—, el dinero dejará de ser relevante en algún momento en el futuro”. Lee también Profesor Greg Kondrak, sobre el enigma de hace 600 años que la inteligencia artificial está ayudando a resolver: “Es un hallazgo sorprendente” Pau Roldan El CEO de Nvidia, Jensen Huang, también estuvo en la charla, y sugirió que “los trabajos de todos serán diferentes” en un futuro dominado por la IA, “porque muchas de las cosas que hacemos de forma rutinaria, ardua o muy difícil, se harán de forma muy sencilla”.

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